lunes, 27 de agosto de 2012

ley


¿Y ahora que?


 En una ciudad del tamaño de Urbania (y me imagino que es lo mismo en la que ustedes habitan) sería imposible habitar si no estuviera plagada de leyes y restricciones que nos enseñan o guían por el camino del “buen ciudadano” de este modo podríamos decir que literalmente hay leyes que regulan hasta el comportamiento en los sanitarios, algunos expresados de manera muy formal, otros con creativos letreros como “apuntale bien, no manches la taza” y cosas por el estilo. Lo cierto es, y sin ánimos de parecer un paranoico, que sin esta bola de restricciones la ciudad sería un caos, la naturaleza salvaje de todos los animalitos que habitamos la ciudad no tardaría ni 5 minutos en brotar y convertir todo en una anarquía total, si creen que estoy exagerando los invito a realizar un pequeño experimento, busquen algún cruce de calles en donde los semáforos no funcionen y tomen tiempo en su cronómetro para saber cuanto tarda aquello en convertirse en una zona sin ley en donde solo cruza el mas valiente (y mas suertudo si no le toca un choque) no creo que sea necesario que lo comprueben seguramente les ha tocado vivirlo en carne propia.
Ahora hay que considerar que ese es solo un pequeño ejemplo de lo rápido que perdemos el control sin leyes que nos regulen, imaginen que sucedería si de repente todas las leyes fuesen anuladas, he aquí una pequeña visión de una realidad alterna en la que la ciudad de Urbania quedo de repente sumergida en la anarquía total.
Todo comenzó con una manifestación, como cualquier otra de las miles que se dan a lo largo del año en la ciudad, el motivo de esta manifestación fue la aprobación de una polémica ley que permitía que el actual presidente tuviera poder absoluto sobre las decisiones finales en todos los ámbitos, dicho en otras palabras, pasaría de ser presidente a ser rey, medida que el congreso considero como la única solución al problema de corrupción y desigualdad que constantemente crecía en la ciudad, el presidente, hombre de carácter fuerte y sin remordimientos morales estaba llamado a ser un dictador terrible, sin temor a nada comenzaría una lucha encarnizada en contra de todo el sistema corrupto para realizar una limpia del sistema y poder comenzar desde cero una nueva sociedad, la decisión no fue fácil, muchos intentos se realizaron para tratar de solucionar la situación actual de alguna u otra manera pero ninguno dio resultados, la conclusión de todos fue la misma, poner a un exterminador al frente para así poder borrar lo malo y comenzar lo bueno.
La noticia, como era de esperarse levanto una gran controversia, no solo en la ciudad sino en todo el país y como en otras ocasiones se convocó a una mega marcha para protestar contra el gobierno impuesto, solo que esta ocasión había algo diferente, ahora si la sociedad en su totalidad estaba completamente en desacuerdo con la medida tomada unilateralmente por sus representantes, los medios de comunicación, instrumentos de manipulación masiva, ahora apoyaban la causa social y no al orden establecido por lo que todos los asistentes a la marcha gritaban furicos y convencidos que no aceptarían la imposición. Entre toda la mancha de gente que se podía ver desde el balcón presidencial, se observaba a gente de distintas edades y extractos sociales, incluso madres con sus niños en los brazos gritando enardecidas, los ejemplos de dictaduras que habían sufrido países vecinos les indicaban que esta no era una buena idea, sin embargo para el ahora rey de la ciudad esta parecía una oportunidad perfecta para realizar su primer acto de represión, con toda la ciudad reunida y mirando hacia él no podría encontrar mejor ocasión para dejar las cosas claras, conforme la multitud se acercaba al palacio municipal, policías armados comenzaron a formarse y a construir una barrera humana, todos con rifles de alto poder y apuntando a la multitud que sorprendida por esta visión, se detuvo al llegar a las puertas y guardo un silencio sepulcral, fue entonces cuando la gloriosa aparición del rey ocurrió en el balcón, saludando como se ha visto al Papa hacerlo a la multitud reunida en la plaza de San Pedro, llegó hasta un micrófono ubicado al borde del balcón y con una firme voz fue directo al grano “Buenos días ciudadanos, les informo que este tipo de manifestaciones ya no están permitidas por lo que contaré hasta 3 para que se dispersen o daré la orden de que se dispare a discreción” dicho esto comenzó a contar, los gritos, insultos y caras de sorpresa aparecieron de inmediato en el lugar, muchos comenzaron a retirarse, otros dudando la veracidad de esta amenaza se mantuvieron firmes en su lugar; “Uno”… silencio total, la mayoría de la gente firme en sus lugares “Dos”… algunos más comenzaron a retirarse al ver la seguridad con la que el dictador manejaba su voz, los policías comenzaron a preparar sus rifles, el sonido característico de la recarga de balas se convirtió en una melodía perfectamente sincronizada, entre ellos se veían sudorosos y con muchas dudas, una cosa era el trabajo y disparar en defensa propia pero eran sus vecinos desarmados los que se encontraban ahí, los rifles temblaban en sus manos, los ciudadanos permanecían firmes “tre….”
Antes de que pudiera terminar su fatídico conteo un disparo solitario rompió el silencio incomodo he hizo eco en cada rincón de la plaza, los policías volteaban verse confundidos, tratando de encontrar al culpable y valiente que se atrevió a realizar el primer disparo, sin embargo el sonido había sido distante, nadie en esa formación había oprimido el gatillo. Los ciudadanos por su parte volteaban frenéticamente buscando a la víctima de ese disparo y esperaban una lluvia de plomo sobre ellos, algunos incluso tocaban sus pechos y se examinaban para comprobar que no estuvieran heridos, nadie parecía haberse cruzado en el camino de esa bala, el silenció duro solo unos segundos más, el golpe seco de un cráneo estallando contra el pavimento lo rompió una vez mas, el cuerpo del dictador cayó de su balcón herido de muerte mientras todos trataban de encontrar a la víctima y al victimario entre sus filas.
Un grito de triunfo surgió de entre la muchedumbre, los policías ahora sin comandante que les diera ordenes se hicieron a un lado mientras que la multitud corría rumbo al palacio municipal para tomar sus instalaciones, fue un grave error pensar que no serían molestados por la turba iracunda a la que hace menos de un minuto tenían en sus miras, la tarde se tiño de rojo, los cuerpos de los policías y de varios representantes públicos fueron colgados alrededor del edificio la imagen a la mañana siguiente era macabra, los adornos humanos aún goteaban sangre tibia, el pueblo había realizado lo que creían sería lo mejor para todos, un golpe de estado para derrocar al gobierno, solo que olvidaron un pequeño detalle antes de realizar un movimiento tan fugaz, olvidaron definir quién quedaría al mando del gobierno una vez que ellos tuvieran el control, pequeño y fatal detalle.
Se imaginarán que al pasar el primer día de festejos generales en la ciudad por haber derrocado al gobierno opresor, comenzaron las disputas por los puestos de poder, al no ser capaces de organizarse y haber nacido del seno de la violencia la ciudad entera entro en competencia por tomar los lugares de privilegio, pero cada vez que alguien se proclamaba el gobernante una nueva multitud surgía inconforme con la propuesta y un cuerpo más colgaba del palacio municipal.
Poco a poco la falta de autoridades se fue reflejando en todos los aspectos de la ciudad, al no haber un cuerpo de policía para mantener el orden, la ley que imperaba en las calles era la ley de la bala, los bancos se fueron a pique, los negocios se convirtieron en fortalezas de personas armadas hasta los dientes que primero disparaban y después preguntaban “¿encontró todo lo que buscaba?” los servicios básicos como el agua y la electricidad duraron un poco más, sin embargo no paso mucho tiempo para que un grupo armado se alzara con el control de estos y comenzara a cobrar altas cuotas para quién deseara continuar disfrutando de estos beneficios, media ciudad cayó en la oscuridad, las personas adineradas de los fraccionamientos exclusivos utilizaron sus recursos para escapar, justo antes de que sus casas fuesen allanadas por grupos de ladrones dispuestos a todo por quedarse con sus posesiones, algunos no tuvieron la suerte de escapar a tiempo, las mujeres fueron violadas, los hombres asesinados y las enormes viviendas fueron otro hueso en disputa por la ahora enorme cantidad de perros que inundaban las calles y peleaban por hacerse de algo. Escapar de la ciudad no era nada fácil, retenes de personas se encontraban en todo el perímetro y a pesar de la gran cantidad de personas que intentaba huir eran pocos los que lo conseguían hacer ilesos.
Paso solo un mes para que las calles de la ciudad parecieran una escena de película del fin del mundo, automóviles incendiados, cadáveres pudriéndose en las esquinas, hierba creciendo en las calles ya que nadie se atrevía a salir en su coche y circular por la ciudad. En general se perdió el sentido de la pertenencia, nadie poseía nada en realidad, todo era relativo y estaba a expensas de que no llegara otra persona con un arma más grande y te lo arrebatara. Las fachadas de las viviendas ahora lucían diferentes, no había ninguna que no tuviera tablones reforzando las ventanas y letreros de “aléjese le estamos apuntando” aquellos tiempos en los que los tapetes que decían Bienvenidos a la entrada de las casas había quedado atrás.
Las escuelas, auditorios e iglesias se convirtieron en refugios para las personas que aún deseaban convivir con sus semejantes e intentaban respetar las normas de la civilización en la que vivieron alguna vez, eran lugares protegidos por varios hombres fuertemente armados, nadie podía entrar ni salir sin autorización, había grupos organizados que se encargaban de cuidar a los niños y de enseñarles las costumbre de antes, había maestros que trataban de enseñar sus materias, tenían que luchar contra la falta de interés de los niños por el aprendizaje y contra su propia falta de fe en que sirviera de algo enseñar esas cosas, tenían un grupo limitado de médicos que se encargaban de atender a los enfermos y estaban los grupos de supervivencia los cuales se dividían en 2, unos eran los encargados de cuidar el lugar y responsables de las vidas de todos los que habitaban ahí, otros eran los encargados de salir a la ciudad a buscar provisiones (comida, medicina, ropa) y también de mantener la comunicación entre los distintos puntos de refugios, a pesar de que se tenían aún algunos medios tecnológicos para hacerlo, la mayoría de las tecnologías habían sido acaparadas por unos cuantos y las manejaban a su antojo.
3 meses han pasado desde aquel golpe de estado, la ciudad ya es irreconocible, es una zona de cuarentena en la que cada quién hace sus propias leyes, cualquier intento por formar un gobierno es aniquilado de inmediato, es un cuerpo más que adorna la putrefacta fachada del palacio municipal y todas las almas que viven aquí dependen de la buena voluntad de los demás para ceder el poder a otra persona que no sean ellos mismos. A todo esto surge una pregunta lógica, si estamos diciendo que todo esto sucede en la ciudad de Urbania ¿porqué demonios no hace nada el gobierno del país para poner el orden? Bueno amigos eso se los contare en la próxima entrega. Nos vemos en la calle.



Agente 07
En una realidad no tan alterna

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